Saturday, April 30, 2005

El reloj

Forma parte del living familiar, simplemente cuelga de la pared como una de las más valiosas reliquias, pero no da la hora. Y no es que tenga algún desperfecto, al contrario, su mecanismo sano funcionaba perfectamente…pero algo había con ese reloj.

En el momento en que llego a la casa, Jules Callet noto que su forma tenia algo extraño. Sus bordes eran demasiado redondeados para el concepto de la época y eso le proporcionaba cierto escozor, de no haber sido porque era un regalo de su esposa Francine lo habría vendido, o quizás empeñado.

A la muerte de Francine Callet, su primogénito Gerard lego el viejo reloj a su único hijo Edwin, honestamente algo extraño debía haber en ese reloj ya que a cada sonido de su pesado péndulo de bronce le traían de vuelta las solitarias y silenciosas siestas, una angustia agobiante se apoderaba de él al recordar las tardes de verano, calurosas y húmedas sentado frente a un escritorio debiendo cumplir sus sesiones obligatorias de lectura; Gerard sencillamente no soportaba el pesado y lento “tac….tac” que representaba, según el, el implacable paso del tiempo.

Sin embargo el nuevo destino del reloj no fue diferente, a Edwin no le molestaba la extraña forma (esos bordes redondeados llamaban la atención, ya todo se confundía en el concepto de “formato antiguo”) y los sonidos de péndulo se confundían ahora con el sonido diario de la radio, el televisor, las conversaciones, el teléfono (¿será que la vida antes era mas solemne?); entre todos esos sonidos el del péndulo pasaba desapercibido.
Sin embargo, le resultaba insoportable oír el “gong” por las noches, uno por cada media hora y la cantidad correspondiente a la hora “en punto”, hacían que Edwin simplemente no pudiera descansar ni pegar un ojo…no solo por el sonido en si sino por la “espera del próximo sonido”. A Edwin lo perseguía la loca idea de una muerte inminente o bien que alguno de los tantos entes malignos o desconocidos que flotan entre dimensiones se acercaran o lo invadieran. Y eso le quitaba el sueño.

Finalmente el reloj fue detenido, era una buena forma de seguir teniéndolo pero evitar malos pensamientos.

Forma parte del living familiar…pero no da la hora…y podría decirse que hay algo extraño en ese reloj, podría decirse que esta maldito, o que irradia una extraña energía que hace que cada persona que se le acerca se sienta abrumado o avasallado…Pero la verdad es que no hay nada malo en el…fue fabricado por un simple maestro relojero y perteneció a una familia común de clase media….el reloj no esta maldito, ningún duende reside en el haciendo surgir los mayores miedos de sus dueños, no es el reloj, sino ellos mismos los responsables de sus infiernos.

6 comments:

RUFUS said...

Es cierto, a veces el infierno es algo que lo lleva uno dentro de si mismo, en mi familia pasa lo mismo pero con una tostadora, jaja

Creo que en el párrafo donde dices que no puede dormir por el ruido del “gong” has puesto que le resultaba imposible oírlo, falta un “no”. Últimamente estoy de un quisquilloso que da gusto.

Pau said...

jajaja tenes un poco de razon y un poco no tenes razon ....jeje tenes razon en que me equivoque...no tenes razon en què (complicada yo?) ......si en realidad lo que quise poner fue "insoportable" en lugar de "imposible"....ahora lo cambio.. gracias por hacermelo notar

besous

PD: me intriga el tema de la tostadora :P

juanba said...

Para mi, sin embargo, si tiene sentido esa frase tan célebre que dice: "El infierno son los demás".

Ahora encontrar el infierno en un reloj, bueno, eso ya es locura...

:D

Salutes

Pau said...

jajaja y bueno ya lo dice la famosa frase "de poeta y de loco..."

;)

DaliaNegra said...

Cuando yo era pequeña, solía ir a jugar a casa de la abuela de una amiga.En el comedor siempre en penumbras(por el que había que pasar para acceder al jardín) había un gran reloj de péndulo que me daba un yuyu que no veas, y no sé xq, ya que nunca hizo nada para molestarme;)
La cosa es que casi corría para que el trago de pasar por ahí fuera menos jodido.Luego dejé de ir, o crecí, o no sé que pasó.¿Llevaba yo en esa época ya el infierno conmigo?¿O tal vez el artefacto tenía algo realmente ominoso?
Por ahí era el mismo de tu cuento, jeje.Saludos.

Pau said...

Es posible...todo es posible...en realidad el reloj de base es uno que esta en el living de mi casa y el texto tiene mucho de veridico (en la historia de mi familia) ..... quien sabe...quizas los relojes de esa clase tienden a crear esas circunstancias